Inocente Peñaloza García
Toluca, taza
de plata
con olor a sacristía
Cincuentenario Luctuoso
de Enrique Carniado
1. La generación
Escritor, poeta y periodista, ganador
de certámenes literarios, Enrique Carniado es, como Horacio Zúñiga
y Josué Mirlo, autor de obligada lectura en las letras toluqueñas.
Nació en diciembre de 1895 y formó
parte de una brillante generación de artistas y escritores que,
en su juventud, se formaron en las aulas del Instituto Científico
y Literario.
Hacia 1917, cuando Gilberto Owen estudiaba
en esa institución, Carniado compartía inquietudes culturales
con Horacio Zúñiga, Vicente Mendiola y Pastor Velázquez.
Con Zúñiga, fue colaborador de la revista Alma Bohemia,
y los cuatro formaron parte de un grupo llamado Juventud, que editó
una revista en la cual Zúñiga y Carniado escribían
y Mendiola y Velázquez dibujaban caricaturas.
Aunque después de la preparatoria
los caminos se ramificaron, pues Zúñiga no estudió
ninguna profesión, Mendiola se hizo arquitecto, Velázquez
estudió pintura en la Academia de San Carlos y Carniado terminó
la carrera de abogado, tiempo después volvieron a reunirse en el
Instituto, como profesores, salvo Pastor Velázquez que tuvo una
exitosa carrera de pintor en México y en el extranjero.
La amistad, sin embargo, duró toda
la vida, ya que en 1956, un año antes de su muerte, Carniado pronunció
la oración fúnebre ante el féretro de Horacio Zúñiga:
Tú y yo hicimos juntos
dijo en aquella ocasión la vela de nuestras armas literarias
y juntos nos lanzamos, como Quijotes alucinados, a deshacer entuertos
por los campos de Montiel; y tu vida se acopló a la mía,
y mi vida se unió a la tuya, como realizando una simbiosis espiritual.
Uno con la ayuda del otro realizamos la nutrición de nuestro intelecto,
y nuestro follaje y nuestras flores parecían proceder del mismo
ser, aunque cada uno de nosotros realizara de modo distinto la captación
y la asimilación del medio ambiente.1
2. El centenario
Luego de obtener el título de abogado
(1922) Carniado ocupó varios puestos públicos, como el de
Procurador de Justicia del Estado de Morelos y el de presidente de la
Junta Central de Conciliación y Arbitraje de la ciudad de México.
Su fama de poeta estaba bien cimentada, pues
en 1917 ganó los Juegos Florales de Toluca con el poema Canto
a Hidalgo y en 1920 obtuvo el primer premio del certamen poético
de Bellas Artes, en la ciudad de México, con el poema histórico
Quetzalcóaltl.
En 1925, cuando ya se desempeñaba
como catedrático del Instituto Científico y Literario, el
poeta Carniado recibió nombramiento oficial2
para dirigir al colegio a partir del mes de octubre.
Al año siguiente, en el mes de junio
de 1926, el joven estudiante Adolfo López Mateos se matriculó
en el Instituto para cursar estudios de Preparatoria.
La calidad oratoria del nuevo discípulo
no escapó a la atención del director, quien impulsó
a López Mateos para que participara en concursos internos y de
carácter estatal, en los cuales obtuvo importantes triunfos, y
lo comisionó finalmente para que, en septiembre de 1927, hablara
a nombre de los alumnos en un acto conmemorativo previo a la celebración
del primer centenario del Instituto.
La buena relación que existió
entre ambos hizo posible que López Mateos, quien frisaba entonces
en los 17 años, obtuviera permiso para ausentarse del colegio en
el mes de noviembre de 1926, cuando el período de exámenes
no había terminado, a fin de participar en la histórica
caminata de México a Guatemala organizada por estudiantes del Instituto
Politécnico Nacional, y regresar en febrero para presentar a título
de suficiencia los exámenes pendientes.
En aquella ocasión, López Mateos
y 14 alumnos del Politécnico, caminaron durante 69 días
hasta llegar a su destino.
Carniado, por su parte, como director del
Instituto, dio comienzo a los preparativos para celebrar dignamente el
centenario de la fundación del Instituto en marzo de 1928,3
para lo cual le pidió al historiador Aurelio J. Venegas
que propusiera ante el Consejo Directivo un programa general de festejos.
En esos momentos, se produjo un reencuentro
de tres amigos que habían estudiado juntos en el Instituto, pues
Carniado comisionó a Horacio Zúñiga para que escribiera
los versos de un himno al Instituto (himno actual de la Universidad) y
a Vicente Mendiola para que planeara, junto con el escultor Ignacio Asúnsolo,
la construcción de un monumento dedicado a los maestros (que actualmente
adorna la fachada del edificio de Rectoría) ambas actividades dentro
del programa general de festejos, revisado y ajustado por Zúñiga.
Don Aurelio J. Venegas, por su parte, escribió la monografía
del plantel, que se editó en la imprenta del gobierno del estado.
Sorpresivamente, el gobernador del estado,
Carlos Riva Palacio, decidió remover a Enrique Carniado y poner
en su lugar al licenciado Eduardo Vasconcelos, a unos días de que
comenzaran los festejos de aniversario.
Esta decisión provocó una airada
protesta de Horacio Zúñiga y lo enfrentó con el Consejo
Directivo del Instituto, al que reprocho haber aceptado el cambio.
Carniado se retiró de la academia
para continuar su carrera de servidor público en la ciudad de México
al lado del licenciado Agustín García López, también
mexiquense, quien llegó a ser Secretario de Comunicaciones y Obras
Públicas en el gabinete presidencial.
3. Poeta y periodista
Al dejar el Instituto, Carniado publicó
un poemario titulado Canicas, al cual debe fundamentalmente su fama de
poeta.
Vinieron más tarde otros libros: Alma
párvula (1935), Flama (1940), Romance de la Pasionaria
(1943), Canto a Toluca (1944), La formación profesional
en México (ensayo, 1950), La capacitación técnica
del obrero en México (conferencia, 1951), El muchacho pajarero
(comedia, 1954), 3 comedias blancas (1955), Epístola
a Fuensanta (1957) y Salamandra (1957). Obras inéditas:
Hitler en el infierno y Fauces de luz.4
Como poeta, Carniado estuvo más alejado
que Zúñiga de las formas clásicas. No fue un poeta
épico. Sin embargo, igual que su amigo, recibió cierta influencia
modernista, pero no de Dario, Lugones, Chocano, etc., sino de los post-modernistas,
particularmente de Ramón López Velarde.
Al principio de este artículo, lo
hemos relacionado con Horacio Zúñiga y Josué Mirlo,
pero sólo por época y coterraneidad, pues, en realidad,
representan formas distintas de entender la poesía.
En la obra de Zúñiga, estallan
continuamente la metáfora y la grandilocuencia, el tono inflamado
y vigoroso; en Mirlo, se aprecia la sencillez, la originalidad, el amor
a lo cotidiano, las imágenes insólitas, y en Carniado priva
todavía una tendencia hacia lo sentimental y emotivo que es rasgo
inconfundible del eterno romanticismo.
Carniado tuvo, desde su juventud, intensa
actividad periodística. Colaboró en varios periódicos
y revistas capitalinos, pero la más conocida de sus columnas fue
Vuelo en picada, aparecida durante años en las páginas
del diario El Universal bajo el seudónimo Piloto.
Enrique Carniado murió en la ciudad
de México, por embolia cerebral, el 7 de septiembre de 1957, un
año después que Horacio Zúñiga y once años
antes que Josué Mirlo. LC
Notas
1
Oración pronunciada en el Panteón
General de Toluca, el 14 de septiembre de 1956.
2 El
nombramiento es de fecha 28 de septiembre de 1925, para un período
de 3 años, pero Carniado fue removido sorpresivamente en febrero
de 1928.
3 Como
es sabido, el Instituto Literario del Estado de México, antecedente
de la Universidad, fue establecido el 3 de marzo de 1828.
4
La bibliografía de Enrique Carniado fue preparada por el
bibliotecario Gonzalo Pérez Gómez.
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